lunes, 31 de enero de 2011

Ayer te disculpabas, ¿hoy me fulminas?

Prefiero pensar que era así tu carita de pena, tus ojos de susto, antes que revolver entre la mierda del pasado. Quizá mi orgullo y yo debimos de ser más indulgentes en cuanto a arrodillarnos, pero suspendí para septiembre lo de dejarme la dignidad en el asfalto.

lunes, 24 de enero de 2011

No es que me haya rendido, es que me he dado la vuelta, y me voy.

Llevo contracorriente exactamente cuatro meses y veintitrés días. Añádele unas cincuenta mentiras y el cuadrado de la diferencia de las veces que te hice mirarte al espejo conmigo. Sustituye x por la superficie de la manta en la que me envolvía para salir al balcón desnuda mientras cortaban la hierba y pártelo todo entre todos los puntos por los que te gané en aquel juego que inventamos. Iguálalo al sol que ha salido hoy elevado al número de calvos y no calvos que vimos correr por el parque y dime si no es verdad que ha llegado el momento de dejarse llevar y olvidarlo todo.

viernes, 21 de enero de 2011

Brindemos por ninguno de nosotros.

¿Y quién es el tonto que dice lo de "La vida es dura pero yo lo soy más."?
La autocompasión tiene la misma gravedad pecaminosa que el egocentrismo.
Siempre quise decírtelo, aquel día cara a cara habría sido lo mejor pero, ¿qué quieres que te diga? A veces me pongo romántica, me sale la vena, incluso me creo mis propias mentiras mientras las digo; pero no sería una gran actriz, siempre fallo en eso de reír cuando no hay qué te haga gracia. A veces soy mala, me borro los sentimientos, me gusta pensar que controlo el momento aunque al final siempre falla. Aún así soy de esas personas que ve su cara de alma en pena en un espejo e inexplicablemente rompe a llorar. Es maravilloso.

miércoles, 19 de enero de 2011

Más o menos.

Por lo visto nunca deberíamos aprender a perder la esperanza.
Nadie sabe qué va a pasar ahora. Sea lo que sea, me permito tener fe.

sábado, 15 de enero de 2011

Que bueno tenerte.

Una vez te pregunté que cómo se podía querer a alguien a quien sólo habías visto una vez en tu vida, simplemente porque era tu familia.
Me respondiste que tú no lo sabías. Y yo la verdad, es que ahora tampoco. Pero me habría gustado que hubieras estado aquí para sentirlo conmigo, porque, a decir verdad, es algo impresionante.

jueves, 13 de enero de 2011

Auténtico cristal de bohemia.

Yo también tuve mi racha de felicidad, de levantarte por la mañana y decir, "No es posible, no puede ser". De acostarte por la noche con la sonrisa pintada en la cara, que parecía que la tuvieras pegada, grabada, tatuada. También tenía miedo de cagarla. También lloré cuando empecé a ver el final del túnel. También estuve cuatro días para asimilar que había que aprovechar los metros que quedaban antes de salir. También me dije a mí misma que eso no era el fin cuando sí lo era. También se me borró la sonrisa sin que me diera cuenta. También estuve semanas llorando mientras fingía que no sabía que me mentían. También creí que se arreglaría sólo. También me morí. Y también volví.

lunes, 10 de enero de 2011

No sé cómo se ama algo tan perfecto.

Destino; que braman las olas diciendo "No lo hagas" y sigo.
Destino, que quiero mirarte a los ojos y poder decirte justo lo que quieres oír, y luego, despierto.
Destino, que me ruge la culpa dentro, y si te lo digo te pierdo aunque me muera cada vez que me rozas el cuello.

jueves, 6 de enero de 2011

¿Lo primero?

Lo primero que miró son sus zapatos; luego me cruzo con sus ojos, repaso de arriba a abajo, de abajo a arriba, pero unos zapatos caros, un cuerpo perfecto o una bonita sonrisa no sirven nada sin unos valores éticos. Si hoy es el día del materialismo y la superficialidad, lo siento, yo disfruté más con los regalos que recibieron los míos que con los que recibí yo. Perdóname, Capitalismo, por ser diferente, pero me gusto más así.

lunes, 3 de enero de 2011

Un minuto más.

Es aparecer de repente en la vida que quisieras tener si jamás pudieras elegir tu vida.
Es descubrirte en medio de Madrid, con todo el tiempo del mundo, treinta euros, sin saldo y una cámara.
Es ir detrás de la imagen, preguntándote que se esconde tras la sonrisa del hombre que salía del metro, o de la abuelita que habla sola, olvidándote completamente de cualquier otro, ahí estoy yo, Mundo; yo, yo; Mundo.
Es rogarle a la noche que se retrase, que espere un poco para hacerme sacar el flash, un minuto más.