sábado, 27 de noviembre de 2010

Ya no me pierdo.

Ya no vale con colgar la sábana a secar y pensar que el río volverá a su cauce, ni la vida es un río ni el destino toma las decisiones por nosotros. Ahora ya no me importa, y hace un mes habría llorado de alegría de pura satisfacción. Pero dicen que la satisfacción de lograr un sueño no es obtener la recompensa, sino los altibajos del camino, los obstáculos y la pequeña satisfacción de mirar atrás y ver que has avanzado. Moldear a alguien debe ser satisfactorio, pero hacerse a uno mismo es sentir orgullo en cada una de tus decisiones.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Las dos caras de la moneda.

El desamor es como un partido de fútbol, a veces uno juega muy mal. Sí, solemos estar a la defensiva, y si nos marcan un gol empezamos a atacar, desesperadamente. Al final del tiempo, que tampoco es eterno siempre hay alguien que gana y alguien que pierde. No se permite el empate en el juego del amor.
El primer partido con victoria es dulce, un sabor casi olvidado al siguiente partido, y al siguiente, porque entonces sólo recordarás la euforia. Pero el día en que te retires; el día que el último partido no haya sido el final apoteósico que esperabas, todos aquellos partidos que tuvieron su noche de importancia quedarán en el olvido, y sólo el primero habrá sido aquel que supuso un punto de inflexión entre quién eras antes y quién fuiste después.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Un poco de ética.

¿Y te lo imaginas? Oímos "respresión, represión, represión, delito contra los derechos fundamentales.." a todas horas y en todas partes. Y quizás sean los medios nuestro puente y nuestro foso. La censura a los periodistas nos deja con la miel del saber en los labios, y en la cabeza se nos juntan las diferentes cifras de muertos y heridos. Pero en realidad, lo fundamental, sigue siendo lo mismo: "Marruecos culpable, España responsable." ¿Y no tienen razón? Claro que la tienen, dejamos a su suerte aquel territiorio después de comprometernos a cuidar de él, y cerramos los ojos ante una verdad tan inmensa como que las personas que viven en los campamentos no tienen derecho a nada, no existen a nivel legislativo, no tienen partida de nacimiento, documentación ni figuran en ningún resgistro legal. Son presos de la mala suerte, son víctimas de un conflicto en el que jamás han podido participar, y que periódicamente estalla, con quemas de campamentos, con muertes, con injusticias que se tratan de tapar impidiendo que la prensa llegue, y mi país se calla ante semejante barbarie, ¿para qué? ¿Para conservar los derechos de pesca en el norte de África? ¿Para poder comprar tomates a un precio ridículo? Y lo que en verdad me parece a mí la pregunta, ¿qué es eso en comparación con los miles de muertos que hemos dejado morir en el desierto? Apenas sé cómo los políticos pueden mirarse al espejo y cerrar los ojos por la noche sin miedo a tener pesadillas.

Autodeterminación ya. Respeto por los derechos humanos, las libertades individuales y la dignidad. No están solos.

domingo, 14 de noviembre de 2010

¿Todavía lo tienes en mente? Claro, es mi sueño.

Otoño llega tarde, o soy yo que no lo quiero. Anhelo diciembre, diciembre, diciembre. Con su frío y sus repetitivos anuncios de perfumes, paté y salmón. Noviembre es el preámbulo malvado de ese mes redondo. De un fin de año como ninguno, perfecto. Noviembre está lleno de termómetros alocados, de lluvia, de niebla. De exámenes y correcciones pastosas a redacciones de temas estirados como chicle, y llenos de relleno porque no daban más de sí. Noviembre huele a horas de reclusión estudiando y razonando, o pensando en el ayer, no lo sé. Y diciembre trae en la cesta de Navidad un fin de semana de total desmadre en Valencia, con la cámara y con una personita que, aunque veo dos veces al año, la amo de una manera increíble, trae también un concierto impresionante con unos amigos aún mejores y para culminar la faena me devuelve a mi familia, que es lo más grande que se me puede regalar. Verdaderamente, voy a ser muy afortunada, aunque quieras que no, tampoco me disgusta el suelo lleno de hojas...

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Nada.

Hora de poner orden, ¿no crees? Yo, con mi manía de no depender de nadie llevo meses haciendo oídos sordos del "tienes que dejarlo ya" de los que se preocupan por mí. Y es cierto, esto se me fue de las manos. Pero bueno, tarde para cambiar nada. Se pide disculpas a quien se las merezca y poco más se puede hacer; ah, ya, algo elemental, desaparecer. Era uno de mis propósitos del Año Nuevo pero creo que toca adelantarlo. En realidad, hay que cambiar desde abajo, mi pobre cerebrito no daba para tanto. Estudiar ocupa mucho, hacer planes de futuro me restaba una mitad y pensar en utopías me quitaba las ganas de reír. ¿Qué más se puede pedir, si es que vamos a hacer la carta por adelantado? Nada, no falta nada. Quizá por ambiciosa no sé mirar atrás. Pero se acabó todo esto, hora de empezar, y si vamos a empezar algo mejor será borrar otra vez en ese folio arrugado y ya roñoso en el que andamos escribiendo y retocando toda la historia. Y sí no, vamos a quedarnos con las cosas buenas, vamos a pensar que no sólo soy afortunada porque a lo mejor es mi último invierno aquí, sino que soy afortunada de tenerlo entero para compartirlo con todos los que quieran tener su cachito. 
La gente no solemos cumplir cuando decimos "hasta nunca"; intentemos que se cumpla al menos este.

martes, 9 de noviembre de 2010

Dieciséis añitos, fiera.

"Era la sensación aquella de decir: Yo tengo que ser artista, no sé de qué, no sé para qué valgo aún, pero yo tengo que dedicarme a esto. Y de ese momento es esa canción." Ana Belén.
Quiero hacer algo que guste, algo que simplemente merezca la pena observar. No importa que sea escribir un libro o la sinapsis de una película, consejos de autoayuda o mis propias memorias, pintarle la cara a un niño o maquillar a una modelo, reproducir o restaurar cuadros famosos, o hacer famosos los míos, ponerle letra a Bach, componer una canción, y regalársela al mundo cántándola o susurrando su letra al oído de cualquiera, cantar un musical, incluso hacer playback, fotografiar un cuerpo desnudo, o una flor en primavera, una cara de sorpresa, incluso la temporada de invierno, dar los primero acordes de piano o de guitarra en el escenario, diseñar un cartel, o un vestido, actuar en el teatro, en un anuncio, en una serie en una película, quizá incluso hasta en la vida real...
¿Qué importa? Sólo quiero hacer algo que pueda perdurar, que pueda hacerme moverme de sitio, mojarme por la calle, que no me siente en una oficina a ver como me dejo las retinas delante del ordenador, quiero elegirlo todo, cambiar si no me gusta, hoy aquí, mañana allá...quiero ser mi propio destino.