lunes, 28 de diciembre de 2015

Muchas veces me he preguntado si tú lees esto. Tú, que nunca te lo he enseñado, pero la única persona que hubiera podido entender cada palabra que yace escrita aquí.

Imparcial.

Llevo teniendo conciencia de haber hecho el camino contigo desde los, ¿qué? ¿trece años? Puede. Por épocas, más cerca, por épocas más lejos. Últimamente de las personas más importantes de mi vida.

Hicimos ese viaje y tenía a ratos la satisfacción de estar en comunión contigo. Reía tanto que sentía que quería esa amistad toda mi vida, sin cambiar ni un milímetro. Y sin embargo tenías momentos oscuros y creías que yo no los veía.

En enero perdí un compañero, de esta vida. Y el corazón se me hizo pedazos. Ahí estabas. En octubre perdí un amigo. Y ahí estabas. Y pensaba que con eso era suficiente en términos de las lecciones que te da la vida, por un tiempo.

Y entonces, tú, que has estado a mi lado mil veces más de las veces que siquiera tú me pediste que te apoyara, omites que existo. A duras penas logro entenderlo, mucho menos si niegas que esto está pasando. Me enfado, porque eres cruel. Porque me has dejado por loca cuando todos ven cómo te has ido, porque es cobarde que jamás hayas tenido el valor de decir que no quieres saber nada de mí, y sobre todo porque he compartido hasta el aire que respiraba contigo el tiempo suficiente para merecer una despedida.

Y sin embargo entiendo lo que tienes que sentir dentro, en realidad, no lo entiendo. Pero quiero pensar que esto es por ti. Y que por una vez tienes derecho, casi obligación, de ser egoísta. Y por eso te dejo ir, fingiendo que no pasa nada, mientras nos ignoramos.

Y mientras, seguiré aquí por si volvieras. Siempre vas a ser mi amigo.

viernes, 25 de diciembre de 2015

"Tienes mucho por lo que ser feliz"

Me regañó porque siempre me exigía demasiado, me conformaba con poco y no me agarraba a nada que valiese la pena.

El otro día una amiga me pasó el famoso vídeo del discurso del "Si durante muchos días seguidos te levantas, te miras al espejo y sientes que no estás haciendo lo que quieres, tienes que cambiar algo". Pero también me han enseñado en que los grandes placeres requieren esfuerzo y sacrificio.

Esta no es mi vida.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Trescientos treinta y tres

No paro de pensar en por qué pasan las cosas. ¿Qué determina que dos vidas que llevaban entrecruzándose años, se junten, al final, en un momento y un lugar exactos? ¿Es la última? ¿Y si todo está escrito?

Yo sigo empeñada en que nosotros bucamos nuestro propio destino. Pero también hay algo irresistible en pensar que tenía que ocurrir. 

Somos los mismos, pero...ninguno quiso leer las cartas que nos escribimos hace cuatro años. Cruzamos una mirada que hizo que el mundo entero se entristeciese por un segundo, y mi conciencia me hizo sentir como el peor ser de la Tierra. Y sin embargo, a ti aún te cabía una sonrisa. 

Somos los mismos, pero...somos completamente diferentes. Me llevaste a lo alto de esa montaña, y me diste aquel cuaderno y me salieron las palabras como si llevase toda la vida preparándolas. No te dejé leerlas porque tenía miedo que te asustaras. Y lo volví a meter en aquella caja y nos escapamos antes de que anocheciera, antes de que pudieras leerlo. Y en realidad creo que ya las sabes, y creo que no te asustan tanto.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

No somos libres

En realidad, vivo en una celda. Y mi celda no se abre con una llave. Apenas tengo permisos, raramente acepto visitas.

Quizá no me entiendas. Puedo explicarlo. Puedo elegir lo que comer, entre lo que guardo de mi nevera, puedo elegir dónde ir, hasta que la gasolina se acabe. ¿Y si ahora quiero meterme en la cama de la persona que amo? No puedo. No va a ocurrir. No entra en la norma. No puedo volar más allá de donde mi cuenta corriente me lleve. No puedo empezar una nueva vida en el otro lado del mundo porque no tenemos dinero para pagarlo.

Y vivo en una celda de presupuesto bajo, de futuro oscuro, negro. De melancolía. De tachar días en el calendario. De esfuerzo. De miedo. De confusión. De risas.

La cosa es que...la libertad en este mundo que nos hemos inventado; el saber que puedes dejarlo todo y no vas a morir de hambre solo se compra con dinero. Yo pensaba comprar mi libertad con dinero. Y resulta que ese dinero no está. Y apenas veo más allá de pasar el resto de mi vida viviendo en esta casa, en esta celda. Aspirando a la nada.

Los barrotes de mi celda no los rompe el tiempo. Y nada me causa más desasosiego que no saber lo que ocurre, por eso encuentro calma en contar los días, para que vengas.