martes, 27 de octubre de 2015

Bienvenidos a mi jardín. (He robado este texto anónimo)

"Que te largues. A otro lugar, a otro corazón,a otros labios, a otro país, a otra casa, a otro trabajo. Que te largues, y que te largues lejos. De lo que te hace sufrir, de lo que huele a viejo, de lo que ya no usas, de lo que no te aúlla dentro como mil bocas de lobo en mitad de la noche. Que te vayas. De lo que sobra, de lo que no te empuja hacia adelante, de lo que no brilla, de lo que es rancio y tiene un sabor amargo, como el portazo que se le da a un círculo que se cierra o la despedida que se cuela entre los dedos cuando ya no puede avivarse lo que está muerto.
Que te empeñas en quedarte donde ya no te quieren, por el ‘tal vez’, el ‘ojalá’, el ‘y si mañana’. Lloriqueando en los rincones, los corazones, escupiendo -y esculpiendo-  lágrimas y haciendo obras maestras con un dolor que ya no te pertenece. Porque sí  y porque no vamos a engañarnos a estas alturas. Que nos faltan pelotas y nos sobran motivos para largarnos. De aquí, de allí, del ‘ya veremos’, del ‘quizás más adelante’.
Que no nos alejamos porque no (nos) queremos y porque estamos hechos de piedra en lugar de precipicio. Impregnados en silencio, en condescencia nuestra y ajena, de conformismo y de pasado. Y las risas, y el movimiento, y la vibración para el de al lado, que a nosotros nos pesa demasiado eso de decidir empezar la vida porque no vaya a ser que me dé un guantazo y entonces la liemos.
Que te repito: que te compres el billete, que dejes el frío y que vivas. Que te alejes. De la sombra de tu sombra, de la opinión de la masa, de las preguntas intrusas, del silencio dilatado,  del veneno y los estómagos vacíos. Que busques y que encuentres, que no te vacíes y que si saltas lo hagas sabiendo que puedes estamparte.
Porque si te quedas, si finalmente decides que no te largas y te quedas, porque estás inmóvil esperando sin conciencia y sin supervivencia, arrastrado y exhausto quejándote de lo que no te gusta,entonces te mueres y de ahí ya no sales. 
Y si de ahí ya no sales, te lo prometo, entonces te lo pierdes."

martes, 20 de octubre de 2015

Me fui a casa sintiéndome culpable por una gilipollez, que ni siquiera era culpa mía. Tenía esto a medio escribir cuando entró mi madre en mi cuarto: "Te tengo que contar una cosa..." Seis palabras que me pegaron como un mazazo. Sabía por lo que venía. Le estaba temblando el labio, ¿sabes? "Me lo dijeron el martes, sólo a los mayores, pero lo han confirmado hoy, mañana empieza la quimio." Me he enfadado porque uno no sabe con quién pagarlo en ese momento. Joder, tiene ocho años. Ocho putos años, joder. No puede ser. No es justo. No tiene sentido. Uno no tiene a quien reclamar por estas cosas. No tiene a quién contárselo que vaya a entenderlo lo suficiente. Y ahora todo lo demás me parece que no importa nada.

domingo, 18 de octubre de 2015

Casi prefiero que me odies; y no se me da mal

Yo soñaba cada día poder alcanzar la playa 
Y ahora está tan cerca, casi ya la puedo oler 
Y espero cada vez más próximo al final 
Ya puedo sentir tierra seca tras la arena mojada

Y no me da la gana de pensar que nada es para siempre
Si esta canción se acaba que acabe el mundo para todos
Todos somos nada sin las palabras dime qué nos queda

Y vuelven algunas rimas a mi mente cansada
Partes de guiones que creía olvidadas
Melodías que una vez pensé que iba a perder
Se tornan ahora bellas y valientes sinfonías

Y hace tiempo que yo ya me fui, yo siempre me estoy yendo
Pero siempre estoy contigo, aunque a veces pienses que no hay nada
Cuando me quedo mirando como si estuviera ausente
Es porque estoy viajando, no pienses que voy a perderme
Sí, ya sé que el mundo seguirá girando cuando ya no quede nada
Y nosotros vaguemos por la historia como simples hombres solitarios
Reyes que perdieron todo, todo lo que tanto amaban por quererlo demasiado


Y lo intento cada día ser todo lo que había imaginado
Y me encuentro que la vida siempre tiene algo preparado
Que supera cualquiera de mis fantasías
Nada comparado con lo que realmente sucedía

sábado, 17 de octubre de 2015

Tú, que siempre has estado ahí.

No te das cuenta de lo injusta que es la vida hasta que pone kilómetros entre tú y las personas que quieres.

viernes, 9 de octubre de 2015

A lo mejor es hora de hablar claro

Veo que las visitas siguen subiendo, casi igual que siempre y sin embargo no sé quien lee esto. Sólo tengo dos personas cercanas que sepan que vuelco todo lo que guardo dentro aquí. Algún amigo de amigo. Nadie más. Y ni ellos, que conviven con el huracán que soy comprenden lo que pasa en esta cabeza. El otro día una persona preciosa me escribió que a veces leía el blog y no entendía nada.

La verdad es que vivo hecha un lío. No puedo hacer planes a más de tres meses vista. Tengo un billete de avión para cruzar el planeta en casi un año y me da una mezcla de miedo e ilusión cada vez que lo miro, porque me preocupa que las cosas sean demasiado diferentes.

Lo he pasado muy mal. De hecho, no creo que esté demasiado bien. Qué coño, lo cierto es que soy un desastre. No hago caso de los consejos de quien me quiere, cuido a quien no me quiere y me dedico cuando estoy triste a ver vídeos de esos que hacen llorar.

Me muerdo las uñas, como un caníbal. Uno de los puntos fuertes de Australia (Sí, estuve en Australia y resulta que era el paraíso) es que tenía unas uñas monstruosamente largas. Miento, eran unas uñas normales, pero yo nunca había tenido eso sin tener que pegarlo encima de mi dedo. Arañaba a la gente, que estaba hasta los huevos y me costaba horrores pulsar la pantalla del móvil. Pero Australia me regaló la paz suficiente como para dejar de comer uñas y yo creo que eso es amor verdadero.

Hablando de amor verdadero, hace rato que aquí no llega un ápice de eso. De amor propio tampoco vamos sobrados. Hay tanta gente maravillosa ahí fuera que a veces estamos solos porque, de lo buenos que son, y lo mucho que nos conocemos a nosotros mismos, no queremos hacerles daño. Como he dicho, soy el huracán, destruyo todo lo que se acerca y no dejo que nadie se acerque lo suficiente como para estar en el ojo.

¿El futuro? Por favor, para. Frena. Resulta que el otro día fui a echar gasolina y llené el depósito. Que pienso en ahorrar más que en gastar. Que me compro más cosas útiles que cosas que me enamoran. Que trabajo mucho. Que en mi día libre quiero quedarme en la cama. Que me he debido hacer mayor en dos meses y me lo he perdido. Y ser mayor es una mierda.

Que solo conozco una persona que sea feliz con lo que hace y eso le dé para vivir sola y tener pareja, e infinita ropa, y estar siempre preciosa, y me muero de envidia. Y me pregunto si eso es posible y por dónde empieza uno. Y a veces pienso que ojalá pudiera acercarme, que esa clase de optimismo se pega. Son secretos tácitos, lecciones de vida silenciosas. Pero no puedo. Estoy sincera, pero es que esa historia es muy larga.

Que he encontrado mi lugar en muchos sitios, tengo mil casas que no son mi casa, que solo se llega en avión. Que no sé si me quiero marchar o quiero huir. Y eso me da miedo, ser una cobarde. Huir toda mi vida.

Que cada vez estoy más sola. No es de un día para otro, pero cada día me importa todo menos, y qué quieres que te diga, y lo siento. Todo me importa menos, todos me importan menos. Gente con quien hablaba todos los días y ahora se nos cuela un "hola, que tal?" de ven en cuando y ahí muere la conversación. Me callo las cosas, ya no pido ayuda. Me quema el pecho a veces, pero ya no quiero molestar. No, Raquel, no mientas. No es por molestar; es que todos tienen razón. Estoy y están cansados de acogerme en sus brazos, de secarme las lágrimas y decirme qué NO hacer, para volver con la misma historia pasadas dos semanas.

De lo que no me puedo quejar es de lecciones. Aprendo todos los días, aprendo tanto que siento que se me va a escapar todo, pero aquí sigue. ¿Y sabéis que he aprendido? La cosa que más infeliz hace a la gente es la sensación de que todo escapa de su control, que hagan lo que hagan ni su esfuerzo ni todos los cambios que hagan van a influir en los acontecimientos del entorno. Es cierto, mi realidad cambia deprisa aunque yo me arrodille a pedirle que pare. Es cierto. ¿Y además sabéis qué? Las personas se necesitan unas a otras. Las personas pueden hacernos inmensamente felices, sin tener nada. Y sin embargo, las personas pueden matarnos.
Marzo, de dentro de dos marzos.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Quiero otra oportunidad, quedarme a dormir. Despetarme confusa y enredada. Sentirme viva.

Quiero emborracharme y bailar. Que llegue ese punto de la noche donde me da igual ir al baño sola, perder a todo el mundo. Mirarme al espejo mientras me subo las medias, probablemente ya rotas. Esa media sonrisa de saberse a una misma afectada, pero libre. Moverse como loca, pero estar tranquila. Quiero ir a ver las estrellas. Sentarme en el capó con la manta. Quizá dormir mientras conduces. O cantar a gritos, aunque siempre acabas poniendo esa emisora de mierda.

Uno es poderoso cuando tiene la posibilidad de hacer daño a alguien, pero es invencible cuando tiene el poder de que nadie le haga daño a él.

domingo, 4 de octubre de 2015

A lo mejor lo que esperas, está justo delante

"Rompí a llorar. Me encanta esa expresión. No se dice rompí a comer o rompí a caminar. Rompes a llorar o a reír. Creo que vale la pena hacerse añicos por esos sentimientos."

Albert Espinosa