domingo, 31 de enero de 2016

Mi alma invicta

"Más allá de la noche que me cubre negra como el abismo insondable, doy gracias a los dioses que pudieran existir por mi alma invicta. – En las azarosas garras de las circunstancias nunca me he lamentado ni he pestañeado. – Sometido a los golpes del destino mi cabeza está ensangrentada, pero erguida. – Más allá de este lugar de cólera y lágrimas donde yace el Horror de la Sombra, la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo. – No importa cuán estrecho sea el portal, cuan cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma".

Felicidades

Las oportunidades marcan nuestra vida, incluso las que dejamos pasar. 

Aqui "incluso" debería cambiarse por "especialmente". Tú te rendiste en nosotros hace exactamente un año. Y estuve muchísimos meses pensando eso. Días llamándote cobarde en mis adentros, con las palmas sangrando por seguir jugando al tira y afloja contigo, sin darme cuenta de que si soltaba, perdía el juego, pero recuperaba mi vida.

Ahora estoy bien, pero a veces siento que no podré perdonar todo. He pasado por tantos ojos, han pasado tantas cosas buenas que me han abofeteado por contraste con todo aquello. He sido tratada bien, con la única pega de que eso me evidenciaba que no todo fue culpa mía. Confío ciegamente, lo que me demuestra que soy como me pintabas. 

Todos los días doy gracias por estar donde estoy pero muchos días lamento todo lo que hubo que pasar porque aunque todo se cura, las personas nos forjamos de experiencias, y las cicatrices quedan para siempre.

Te deseo lo mejor. Que quieras y te quieran.

viernes, 29 de enero de 2016

Me molesta cuando respiras

Me fascina y me preocupa cómo las personas podemos estar absolutamente seguras de algo y al día siguiente, no. Todos nos hemos repetido varias veces "Esta vez sí que sí" y luego no. Sólo la idea de que la muerte sea la única certeza absoluta me asusta, porque significa no sólo que no podemos confiar en nadie, sino que ni siquiera podemos confiar en nosotros mismos.

miércoles, 20 de enero de 2016

Vales oro

Las personas nos educamos unas a otras, durante toda nuestra vida. Las personas pueden aportarnos cosas buenas, o malas. Incluso llevarse parte de lo bueno.

Una persona puede convertirte en la mejor versión de ti mismo. Puede creer en ti, puede mirarte con unos ojos que reflejan la más pura admiración. Pueden perdonarte, sentarse a tu lado durante meses a curarte las heridas, y no pedir nada a cambio. Alimentarse de tu felicidad únicamente. Y entonces, inevitablemente, ocurre que el círculo se cierra. Y vive Dios que no hay nada en esta vida como sentirse amado, por alguien que tiene el alma más bonita que he visto jamás.

Y luego hay gente que te vacía. Que te hace pobre. Que te roba el aliento varias veces al día, que te da pesadillas, que te da insomnio. Que no te hace sentir amado, sino esclavo del miedo a quedarte solo. Y lo malo es que te pierdes, y nunca vuelves a ser el mismo. Porque lo das todo para tener algo que nunca va a ser tuyo. Lo das todo para tener a alguien que nunca te ha mirado con esa admiración, y lo das todo por alguien y te quedas sin nada.

Lo bueno es que, al final, te reconstruyes y te reconstruyen de nuevo. Y primero pasan cosas que te destrozan y luego agradeces cada una de ellas por ponerte en el lugar de ahora. 

Estamos vivos.

lunes, 18 de enero de 2016

Poema de guerra rusa

Esperame que volveré. 
Solo que la espera será dura. 
Espera cuando te invada la pena, mientras ves la lluvia caer. 
Espera cuando los vientos barran la nieve. 
Espera en el calor sofocante. 
Cuando los demás hayan dejado de esperar olvidando su ayer. 
Espera incluso cuando no te lleguen cartas de lejos. 
Espera incluso cuando los demás se hayan cansado de esperar. 
Espera incluso cuando mi madre y hermanos crean que ya no existo. 
Y cuando los amigos se sienten junto al fuego para brindar por mi muerte. 
Espera no apresures a brindar por mi memoria tú también. 
Espera porque volveré desafiando todas las muertes. 
Y deja que los que no esperan digan que tuve suerte. 
Nunca entenderán que en medio de la muerte tú con tu espera me salvaste. 
Solo tú y yo sabremos cómo sobrevivir, es porque esperaste y los otros no 

martes, 12 de enero de 2016

Éramos unos niños

Cuando empecé a llevarte conmigo. Te mandé una postal desde cada puerto.
Y a lo mejor no es de la forma que quiero, pero siempre vienes conmigo. 

sábado, 9 de enero de 2016

Te vas


Te vas
a la ciudad definitiva sin mí,
perdonarás que no te vaya a despedir.
La noche corta como un cristal roto y tú
estarás tan triste como hermosa.


Tu luz,
quemó mis naves cargadas de incertidumbre
y el corazón que sobre tu mesa yo puse
para cenar la noche en que nos dispusimos
a saltar de la mano al precipicio.


Y yo procuraré sonreír más a menudo
y acostarme a una hora prudente.
Tú me enseñaste que afuera, siempre,
me está esperando una nueva mañana
como aquella nuestra, radiante y soleada.


Te vas
a la ciudad definitiva y en Madrid
quedamos huérfanos y enfermos. Te vas a reír,
pero pregunto cada noche a los fantasmas
que habitan mis bares
cuándo vuelves a casa.
Los días caen lentos como el polen de un árbol,
cubriendo todo mi jardín de desencanto.
Un sucedáneo de la vida será al fin
el tiempo que he de recorrer sin ti.


Y yo procuraré mantener la luz encendida
por si se te ocurre volver de repente.
Alumbrara este recuerdo incandescente
el camino de vuelta, aquel que trazaron antes
viejos fugitivos y nuevos amantes.

Hasta el día que apareciste y me di cuenta que había vivido con las manos vacías

Qué suerte la mía.

martes, 5 de enero de 2016

Me he escapado a llorar en el salón. A juego con la lluvia, que suena magnífica en este tejado. Me he acurrucado y me he tapado con la manta con la esperanza de poder dormir aquí, pero me estoy muriendo de frío, y muriéndome de ganas de ir a la cama a abrazarte de nuevo.

Lloro porque eres perfecto. Porque esto es perfecto. Porque soy feliz. Y porque no va a durar para siempre. Porque esta es la parte buena, de todo lo que viene después. Del precio que voy a pagar. De contar los días que quedan, para volver a contar los días que faltan, sin saber si algún día acabará la cuenta.

Tengo miedo.