Lo primero que miró son sus zapatos; luego me cruzo con sus ojos, repaso de arriba a abajo, de abajo a arriba, pero unos zapatos caros, un cuerpo perfecto o una bonita sonrisa no sirven nada sin unos valores éticos. Si hoy es el día del materialismo y la superficialidad, lo siento, yo disfruté más con los regalos que recibieron los míos que con los que recibí yo. Perdóname, Capitalismo, por ser diferente, pero me gusto más así.
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