jueves, 12 de julio de 2012

Volar en una transatlántica huída.

Como viento que te empuja los brazos hacia atrás, pareces a punto de emprender el vuelo. Y sin embargo, dices que amas la lluvia pero eres incapaz de dejar que te empape el rostro sin cubrirte con las manos a falta de paraguas. Nunca serás libre. Eterno prisionero de mí mismo.

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