sábado, 22 de noviembre de 2014

En la cuerda floja

Cada célula de mi cuerpo rompe a llorar. Pom, pom, pom.
Y antes he oído que cuando se toca fondo es cuando uno se da cuenta de que lo que se tiene dentro es lo que se saca fuera. Y me han enseñado que en un entorno hostil no puedes pedirte cambiar lo que te rodea sino que tienes que dedicar todas tus fuerzas en adaptarte a esa mierda que te está comiendo el alma.
Cada célula de mi cuerpo echa de menos perderse en cada célula del tuyo. Cuando te despertabas y me hacías sitio corriendo. El amor está podrido y me tengo que amputar.

Contaba el hombre de hojalata que su corazón sonó al partirse, sonó como ninguna otra cosa en el mundo había sonado antes. Yo he oído el mío, lo he oído cuando el orgullo nos superaba por encima de todo lo que hemos vivido.

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