martes, 23 de junio de 2015

Caricias

Lo llamé 'Caricias a los leones' porque es lo que todos hacemos. Yo acaricio a un león, que no me da nada. Y yo soy el león de alguien, y me preguntó si se sentirá como yo respecto a quien nunca devuelve las caricias.
Porque acariciar a un león requiere confianza. Estar casi desde el principio. En lo malo, y siendo muchas veces la razón de lo bueno. Y pocas veces un león encuentra una leona; pero aún menos se despiden sin que uno de los dos convierta en miserable rata al otro.
La cosa no es ganar contra el león, no es clavarle la espada. Es poder ser más pequeño y caminar delante de él, es poder caminar con la mirada clavada, o con la más profunda soledad, es darte la vuelta y sonreír. Para eso nunca es tarde.

Yo era una leona en esa playa. Aquí no, me arruina.

Hay algo precioso en poder mirar a una persona y saber que le confiarías todo.

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