sábado, 6 de junio de 2015

The biggest loser

Yo no se si fue la distancia o el mar. O esa forma de mirarme. El caso es que estaba tan cerca de que me quitaran los puntos. De la que cogí color se me difuminaba la herida. Podría haber caminado mil horas más, toda una vida. Tú dormías. Sentía como se me borraba la sonrisa en el tren de vuelta.

Porque creía que nada me ablandaría y como la arcilla, un par de lágrimas me hicieron barro. Y aquí estoy otra vez, igual de perdida. Mientras tantea todos los cabos con los que jugar a la vez, yo sólo soy uno de los cables de colores de la bomba. Por pisar seguro dejar que yo me ahogue. Y cada día aprieta más fuerte esta soga invisible porque recuerdo cuando dije lo cansada que estaba de esta tierra de nadie y la única preocupación es si tenía un pie en terreno con nombre. Nos llevaremos los putos celos a la tumba.

Ahora tengo otro número de la suerte. Uno que cambia cada día y que luego se convertirá en otra cuenta regresiva. Tengo tantas ganas de irme y tanto miedo de volver. 

Sigo sin saber quién fue, o la distancia. O el mar. Tú dormías.

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