Déjame decirte que me estoy encontrando. No sé si escontrando es la palabra, me conformo con que sepas que se de mí más de lo que sabía ayer. Que a lo mejor ambos pensábamos que soy como soy ahora porque me hicieron daño una vez. Y lo nuestro no es por eso. Esa historia de los corazones rotos, de la falta de entusiasmo, eso de tener los dos pies pegados al suelo es porque él me enseño a manejarme entre la discrección y la desconfianza. Pero eso ya no tiene que ver contigo. Lo tuyo es otra historia. Me gusta ser sincera, y si quieres la verdad: no me importa absolutamente nadie. No quiero estar contigo, ni con él. Parece tan claro hoy. Puedes tener toda la paciencia del mundo. Puedes esperar los 10.000, puedes esperar a que acabe el instituto, a que me vaya, incluso a que vuelva. Puedes esperar cada día de tu vida a que esté preparada para quererte, o simplemente a que te quiera. Pero cada día que te levantes con ese pensamiento, será otro día que pasarás equivocado. Y yo ya no puedo ayudarte.
"Somos un par de infelices sin nombre, no pertenecemos a nadie ni nadie nos pertenece, ni siquiera el uno al otro."
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