Me da un bote el estómago cuando pienso en el enorme esfuerzo que hiciste para venir y soltar toda aquella mierda vía whatsapp. Olía a rencor y a ganas, a despecho y a nostalgia. No me esperaba nada, había asumido que desapareciste. Tenía las defensas tan bajas, la muralla tan alta...pero tan agrietada que me quedé parada y toda mi estrategia de humildad indiferente se vio herida por tus frenéticos reproches. Que si eras el malo, que si no me importabas. Y perdí un poco. Ahora no sé, creo que es una tregua. Hemos pactado una tregua, tú lo has llamado amistad, contar conmigo, yo contigo...pero la verdad es que prefiero fallarte ahora, esto no es lo que quiero. Hoy me largo por la puerta de atrás, no me apetece volver a verte.
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