jueves, 6 de agosto de 2015

Y las ocho horas de diferencia calan. Como cuando ya tienes agua hasta en las botas. No sé si es que los principios son muy difíciles o es que he tenido mala suerte. El caso es que estoy a 17.000 kilómetros de casa, y es la primera vez que siento que estando lejos no estoy en casa.

Tuve una noche de tregua, que fue como una película. Y la jodí, yo sola. Porque es un talento que tengo a veces, cagarla.

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