sábado, 30 de abril de 2011
Somos la opción B al día de los Derechos Humanos.
Porque te quedas cuando ya todos se han ido. Porque en tu cama no se puede dormir, pero no hace falta, que contigo no hace falta soñar para olvidar el resto. Porque no somos normales, porque no estamos enamorados, porque buscamos una fecha de otros para robársela y hacerla nuestra y no nos acordamos de cómo fue que hoy estamos aquí. Pero estamos. Que es lo que importa.
viernes, 15 de abril de 2011
No esta noche.
Si tengo que esperar, espero. Porque ya sé. He perdido la cuenta de cuanto, ¿lo sabías? No, qué vas a saber. Pretendes engañar al mundo y eres tan voluble como cualquiera de nosotros. Aunque todos lo somos un poco, ahora más que ayer, mucho más. ¿Qué se supone que tendría que hacer? ¿Arriesgar? ¿Aventurarme? ¿Renunciar? ¿Por qué, por quién, para qué? No, hoy no, esta vez no. No tengo ganas de fallarle a nadie. Mi cupo de equivocaciones está al borde de cubrirse, no puedo permitírmelo, cuesta demasiado caro jugar una partida contigo y además engancha, vicia. No voy ser la ludópata de tus mentiras. Será, claro que será, pero no esta noche.
martes, 12 de abril de 2011
domingo, 10 de abril de 2011
Peppermint.
Me ha preguntado el espejo qué me pasaba. Yo me he sorprendido al ver tus huellas en mi cuerpo, tan claras, oscuras más bien. Sabes que no reconoceré que me gusta tenerte ahí, o que me acaricies para que me mueva entre convulsiones o que me muerdas hasta que te aparte a empujones, pero qué más da. Tú no lees y yo te escribo. El caso es que el espejo se ha llevado un susto y yo me he reído, ahí, desnuda con mi reflejo. No nos llevamos bien, ella, sí, la del espejo y yo, tú lo sabes y lo sufres más que nadie. Pero por un momento tú eras lo único que teníamos en común, porque tú la tocas a ella, pero es a mí a quien haces gritar. Así que te necesitamos las dos. Y en aquel instante sin más ropa que una sonrisa y unos calcetines éramos las dos juntas, como tendría que ser si fuésemos como tendríamos que ser, sin odiarnos la una a la otra, por ti.
jueves, 7 de abril de 2011
Tan mal no lo hacéis.
No fuisteis vosotros quienes me enseñasteis el valor del optimismo, cierto es, pero quien me lo enseñó le ha dado valor a todas vuestras paradójicas lecciones.
Por supuesto me habéis enseñado la importancia de la verdad, no diciéndola.
Me habéis mostrado cómo buscar los argumentos más complicados en las discusiones, haciéndome callar cuando tenía razón.
Me enseñáis, cada día, que las personas podemos vivir sin convivir. Y que eso es totalmente humano. Aunque compartan 120 metros cuadrados, haciéndome invisible.
Me habéis enseñado que se puede sonréir aún cuando te joden, cada vez que huyo un poco de aquí.
Pero sobretodo, gracias por enseñarme todo lo que yo jamás les tendré que hacer a mis hijos. Gracias por asegurarme que yo, lo haga como lo haga, nunca cometeré vuestros errores.
Por supuesto me habéis enseñado la importancia de la verdad, no diciéndola.
Me habéis mostrado cómo buscar los argumentos más complicados en las discusiones, haciéndome callar cuando tenía razón.
Me enseñáis, cada día, que las personas podemos vivir sin convivir. Y que eso es totalmente humano. Aunque compartan 120 metros cuadrados, haciéndome invisible.
Me habéis enseñado que se puede sonréir aún cuando te joden, cada vez que huyo un poco de aquí.
Pero sobretodo, gracias por enseñarme todo lo que yo jamás les tendré que hacer a mis hijos. Gracias por asegurarme que yo, lo haga como lo haga, nunca cometeré vuestros errores.
lunes, 4 de abril de 2011
Tengo 17 años y pocas ganas de estar triste, no tengo ganas de jugar a ser grande.
¿Qué quieres que te diga? Yo no soy así. Podría confesarte todos mis pecados, matarte a disgustos. Podría decirte que tengo, tenía, tendré otros planes. ¿Y qué? ¿Qué más da si cuando tú estás estoy contigo? Contigo. ¿Qué más te da lo que haga fuera? No voy a convertirme en algo que no soy por otra persona. Si te enamoras de una paloma que vuela, ¿seguirás enamorado de ella cuando le hayas atado las patas? No puedo decir las palabras por ti. No puedo concederte todos tus caprichos, no puedo estar a tu disposición. No soy un hombro para llorar, igual que yo no quiero el tuyo cada vez que me tropiezo. No me gusta que pidas disculpas cuando te mata por dentro el querer que te las pida yo. No voy a ser como los demás porque soy yo, yo. Aquí y ahora. Sabías lo que había, llevas meses sabiéndolo. A lo mejor llegaste tarde y te tocó el peor trozo del pastel mientras que tu amigo digería el más rico. A lo mejor tú crees en eso de que la gente supera las cosas y vuelve a ser igual. Nada vuelve a ser igual, nunca, se aprende y se cambia. Nos adaptamos. Cielo, puedo meterme en tu cama, pasarme por tu casa, puedo darte las buenas noches, pero aprende de una vez que no puedes empaquetarme y guardarme en tu bolsillo para sacarme y mirar de vez en cuando si ese bichito que acabas de capturar respira y no se ha ahogado aún. Si quieres algo "normal", búscalo en otro sitio. Entiéndelo ya porque estoy cansada de tus reproches, de tus malas caras. O te aguantas o te largas. Estoy por encima de los celos; son símbolo de propiedad.
domingo, 3 de abril de 2011
Bonita.
"Ya sabes, vivo como Robinson Crusoe, náufrago entre 8 millones de personas. Entonces, un día vi una huella en la arena y allí estabas...es algo maravilloso, cena para dos."
"-El espejo...se ha roto.
-Ya lo sé. Me gusta así. Así me veo tal y como me siento."
El apartamento, Billy Wilder, 1960.
"-El espejo...se ha roto.
-Ya lo sé. Me gusta así. Así me veo tal y como me siento."
El apartamento, Billy Wilder, 1960.
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