Y este día se quedará marcado a fuego en mi piel. Duele, pero, aún duele más la planificación, las mentiras piadosas de última hora, los besos que probablemente fueron falsos y la forma en que he descubierto que es culpa mía. Y aunque dejé esa nota, aunque advertí e intenté prepararme, afloran las lágrimas tan fuerte como si no supiera en absoluto lo que iba a ser. La firme esperanza de encontrarme a mí misma al despedirme.
Y empezar a ser de nuevo es como construir la casa tirada por el viento; pero quiero dormir a cubierto esta noche. Ya no tiene sentido arrepentirse de lo que hice o de todo lo que no hice.
Y amar, amo, es verdad. No sé si eso se pasará pronto. Si seré capaz de sentarme en una mesa y aguantarme los besos. Pero al menos las lágrimas algún día se quedarán adentro.
Sé que algún día leerás esto, y recordarás como yo todo lo que ha pasado. Tenías razón en que esta parte de nuestra historia era improrrogable y ser amigos es lo que nos queda, pero qué quieres que te diga...ahora mismo te echo muchísimo de menos. Mucho. Y por favor, te pido, aunque no te vea, no te escuche o te tenga aquí no me hagas daño. Porque ya duele demasiado.
Te quiero.
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